El movimiento conocido como Canto Nuevo se
desarrolló en Chile en tiempos de dictadura, desde finales de la década del
setenta. Fue en gran parte, heredero de la Nueva Canción al incorporar muchos de
sus intérpretes y repertorio; al tener a la peña, ahora casi en la
clandestinidad, como principal espacio de desarrollo; al asumir una postura
política de denuncia social vinculada al espectro político de la izquierda,
claramente opositora al gobierno del general Pinochet; y al continuar con la
investigación e innovación en el desarrollo de los ritmos chilenos y
latinoamericanos.
Con figuras que provenían de la Nueva Canción, como Osvaldo Torres (fundador del grupo Illapu), Payo Grondona o Nano Acevedo, al movimiento se fueron incorporando músicos jóvenes, muchos de origen universitario, con propuestas musicales donde incorporaban el jazz, el bossa nova o el rock. Conjuntos como Santiago del Nuevo Extremo, Abril, Aquelarre, Ortiga o el dúo proveniente de Valdivia, Shwenke y Nilo; formaban un conglomerado con solistas como Eduardo Peralta, Hugo Moraga, Isabel Aldunate, Cristina González, Juan Carlos Pérez y muchos más. Con una lírica algo hermética, vinculada principalmente al espacio urbano, sus sonidos se podían escuchar en el Café del Cerro, el Café Ulm, el Rincón de Azócar, recintos universitarios, dependencias de la iglesia católica y sedes de organizaciones poblacionales.
A pesar de que los medios de comunicación de masas estaban controlados por el sistema autoritario del gobierno imperante, el Canto Nuevo logró crear algunos espacios marginales desde algunos de ellos. Fue así como los programas Nuestro canto, de radio Chilena conducido por Miguel Davagnino, y Hecho en Chile, de radio Galaxia conducido por Sergio Pirincho Cárcamo, fueron las principales plataformas radiales desde las que se escuchaban sus canciones.
En términos de la industria musical, el sello que acogió al movimiento fue Alerce, creado y dirigido por el prestigioso hombre de radio Ricardo García. Fue ese sello grabador el que editó la mayor parte de aquella música en el tiempo. De hecho, el año 1978 se produjo el disco larga duración Canto Nuevo, que se transformó prácticamente en el bautizo del movimiento. La dirección artística estuvo a cargo de Carlos Necochea y el diseño gráfico de la carátula en manos de Vicente Larrea, ambos protagonistas en el desarrollo de la anterior Nueva Canción Chilena. Entre los intérpretes se contaba los grupos Aquelarre, Ortiga, Aymara y Wampara y los solistas Nano Acevedo, Capri y Eduardo Yáñez.
El Canto Nuevo fue desapareciendo a medida que avanzaba la década del ochenta, para transformarse finalmente en parte importante de la historia de la música popular chilena en tiempos de dictadura.
Con figuras que provenían de la Nueva Canción, como Osvaldo Torres (fundador del grupo Illapu), Payo Grondona o Nano Acevedo, al movimiento se fueron incorporando músicos jóvenes, muchos de origen universitario, con propuestas musicales donde incorporaban el jazz, el bossa nova o el rock. Conjuntos como Santiago del Nuevo Extremo, Abril, Aquelarre, Ortiga o el dúo proveniente de Valdivia, Shwenke y Nilo; formaban un conglomerado con solistas como Eduardo Peralta, Hugo Moraga, Isabel Aldunate, Cristina González, Juan Carlos Pérez y muchos más. Con una lírica algo hermética, vinculada principalmente al espacio urbano, sus sonidos se podían escuchar en el Café del Cerro, el Café Ulm, el Rincón de Azócar, recintos universitarios, dependencias de la iglesia católica y sedes de organizaciones poblacionales.
A pesar de que los medios de comunicación de masas estaban controlados por el sistema autoritario del gobierno imperante, el Canto Nuevo logró crear algunos espacios marginales desde algunos de ellos. Fue así como los programas Nuestro canto, de radio Chilena conducido por Miguel Davagnino, y Hecho en Chile, de radio Galaxia conducido por Sergio Pirincho Cárcamo, fueron las principales plataformas radiales desde las que se escuchaban sus canciones.
En términos de la industria musical, el sello que acogió al movimiento fue Alerce, creado y dirigido por el prestigioso hombre de radio Ricardo García. Fue ese sello grabador el que editó la mayor parte de aquella música en el tiempo. De hecho, el año 1978 se produjo el disco larga duración Canto Nuevo, que se transformó prácticamente en el bautizo del movimiento. La dirección artística estuvo a cargo de Carlos Necochea y el diseño gráfico de la carátula en manos de Vicente Larrea, ambos protagonistas en el desarrollo de la anterior Nueva Canción Chilena. Entre los intérpretes se contaba los grupos Aquelarre, Ortiga, Aymara y Wampara y los solistas Nano Acevedo, Capri y Eduardo Yáñez.
El Canto Nuevo fue desapareciendo a medida que avanzaba la década del ochenta, para transformarse finalmente en parte importante de la historia de la música popular chilena en tiempos de dictadura.
http://www.memoriachilena.cl/temas/dest.asp?id=nuevacancioncanto
Ver tambien:
http://www.memoriachilena.cl/archivos2/pdfs/MC0019316.pdf
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