jueves, 5 de mayo de 2011

Nueva Canción Chilena

Suele definirse a la Nueva Canción Chilena por su variante política, y por cómo convirtió al canto en un instrumento de reflexión y acelerador de cambios sociales. Pero este movimiento musical ofrece claves únicas en la historia del arte popular: en los últimos años de la década de los '60, abrió a nuestra canción a las influencias sonoras latinoamericanas, asumió como un deber los aires de cambio de la época, tendió un puente creativo entre la raíz folclórica y otros géneros (sobre todo, el Neofolklore, la trova y el rock), y concibió su propuesta como una expresión amplia, que incluyó vistosos avances en su trabajo escénico y en la gráfica de sus álbumes. Su arco más interesante es el que va desde 1967 (año de la muerte de Violeta Parra, su principal inspiradora) a los primeros tiempos del gobierno de la Unidad Popular. El golpe de Estado fue un impacto definitivo para sus más importantes figuras, la mayoría de las cuales debió exiliarse; no pocas después de presidio y tortura. El asesinato de Víctor Jara, en septiembre de 1973, convirtió su nombre en un símbolo y, a su legado musical, en el acervo internacionalmente más difundido del movimiento.


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Algunos de los artistas que formaron parte de este proceso fueron Víctor Jara, Violeta Parra, Isabel Parra, Ángel Parra, Osvaldo 'Gitano' Rodríguez, Patricio Manns, Quilapayún, Inti Illimani, Illapu y Cuncumén entre otros. En la difusión del movimiento fue crucial la participación del hombre de radio y gestor cultural Ricardo García.

Estos músicos e investigadores intentaron recuperar la música folclórica tradicional chilena y fusionarla con los ritmos latinoamericanos, además de explorar líricas de contenido social. El fenómeno sociomusical tiene su origen en el trabajo de Violeta Parra y luego en sus hijos Angel e Isabel. Esos hermanos abren a mediados de los años 1960 el lugar donde se desarrollará el epicentro musical del movimiento, la Peña de los Parra, en Carmen 340 en la ciudad de Santiago. La casona albergaba a quienes querían escuchar música folclórica y conocerían la evolución artística de figuras como Isabel Parra y Ángel Parra, Patricio Manns, Rolando Alarcón y Víctor Jara.

Los frutos de la peña se conocerán en 1965 cuando la canción de Patricio Manns, Arriba en la cordillera, se empina en los primeros lugares de popularidad, así como los temas de Rolando Alarcón que son ampliamente difundidos y reproducidos por terceros.

En 1968, se crea la Discoteca del Cantar Popular (DICAP) perteneciente a las Juventudes Comunistas de Chile para publicar a los artistas que no tenían espacio en los sellos multinacionales por sus temáticas contestatarias y anticapitalistas. La primera placa publicada fue Por Vietnam de Quilapayún. En julio de 1969 la Universidad Católica de Chile organizó el Primer Festival de la Nueva Canción Chilena, en la que Víctor Jara y Richard Rojas empatan el primer lugar con la canción Plegaria a un Labrador y la chilenera ,de Rojas.

Después, del golpe de 1973, Ricardo García funda el Sello Alerce en 1975, como una forma de reeditar la Nueva Canción Chilena, que en dicho momento esta prohibida o autocensurada de su emisión en las radios, así como una forma de rescatar las grabaciones originales de su destrucción.

Fuente: Wikipedia












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