jueves, 5 de mayo de 2011

Proyección Folklórica

A pesar de la exaltación oficial de la "música típica" ocurrida desde 1973, ésta no pudo desenvolverse como lo había hecho hasta entonces. La pérdida de la noche bohemia causada por el prolongado toque de queda impuesto en el país, sumado al desmantelamiento de la industria discográfica nacional, dejaba a los "músicos típicos" sin sus habituales fuentes de trabajo.
El folclore chileno buscó entonces nuevos escenarios para su masificación y los encontró en los festivales de raíz folclórica, que se multiplicaron en Chile desde fines de la decada de 1970. Estos festivales celebrados durante el tiempo de cosecha, al igual que el carnaval andino, fueron adquiriendo los nombres de la fruta del verano.

Los festivales veraniegos y los vinculados a la recolección y proyección folclórica, como el de la ciudad de San Bernardo, otorgaron el marco necesario para el desarrollo de espectáculos de raíz folclórica, difundiendo masivamente música, danzas y costumbres vigentes y extinguidas de las diversas etnias y regiones del país.

Este tipo de espectáculos tienen una tradición en Chile que se extiende a lo largo del siglo XX. Saínetes y romances camperos, mosaicos criollos y obras costumbristas eran presentados durante la década de 1930 por compañías de espectáculos criollos como las de Francisco Mieres y el Chilote Campos.
A mediados de los años cincuenta, se fundaron los conjuntos de proyección folclórica Cuncumén, con Rolando Alarcón, y Millaray, con Gabriela Pizarro. A comienzos de la década de 1970 Ovidio Luza, Los de La Trilla y Los Gracos realizaban espectáculos de proyección folclórica en el país.
"El Hachero", Conjunto Millaray.


La música de proyección folclórica ha permitido que el folclore de todo Chile sea conocido masivamente mediante espectáculos coreográfico-teatrales presentados en restaurantes, festivales y televisión.
Esto ha sido posible gracias a la labor de rescate, recolección, y reconstrucción folclórica realizada por intérpretes, folcloristas y profesores. Entre los folcloristas se han destacado Violeta Parra, Margot Loyola, Lautaro Manquilef, Gabriela Pizarro, Héctor Pavez, Osvaldo Jaque y Patricia Chavarría.

El interés de los investigadores por trasmitir la autenticidad propia del folclore, no siempre coincide con el deseo de los directores artísticos de adecuarse a los requerimientos del mundo del espectáculo. De este modo, junto a la reducción temporal y a la pérdida del contexto social y funcionalidad que sufre el folclore al subir al escenario, se ha acentuado en muchos casos la estilización de la música, la coreografía y el vestuario, transformando las manifestaciones de proyección folclórica en un espectáculo de masas.
La recuperación de la noche bohemia santíaguina, ocurrida a comienzos de los años ochenta, llevó este tipo de espectáculos a instalarse en los restaurantes turísticos del país, comercializando el sentido didáctico, nacional e histórico de la proyección folclórica.

Extractado del articulo musica poplar Chilena (Juan Pablo Gonzalez) ubicado en el sitio Folklore y cultura chilena









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